Carta para un amigo.
Luis,
reflexionando un poco acerca de las líneas que te escribí ayer con la finalidad
de que no te dejes influenciar por el negativismo intrínseco que mis palabras
puedan haber llevado en mi mensaje es decir, me permito de una forma corta pero
diáfana y clara expresar con un sentimiento de hermandad hacia tu persona mis
verdaderas razones por la cual de una u otra forma he estado durante bastante
tiempo evitando el contacto por cualquier tipo de comunicación bien sea formal
o informal mantener algún tipo de relación con personas que no me agraden de
ese vasto y rico lugar sin por supuesto exaltar demasiado mis palabras a una
forma que suene de adoración y /o añoranza por los días buenos y malos que
logre vivir en el nombrado lugar cualquiera sea mi interpretación actual de las
diferencias culturales comparadas con nuestro gran país, VENEZUELA, sin
importar en que coyuntura política que pueda encontrarse hoy en día. El
lenguaje mismo de mi misiva te pudo haber dado una pista del nivel de decepción
debido a alguna situación económica, social, política o cultural o por supuesto,
en ocasiones todas las anteriores en el cual un individuo como yo puede caer al
expresarse más sin embargo aun esperanzador y lleno de vitalidad con un
optimismo increíble el cual reivindica de una forma casi que inmediata
cualquier tipo de acción por negativa que sea sin desmerecer por supuesto el
derecho a la duda por su sentido jocoso, alegre y simpático que su significado
final llegue al lector en este caso tu persona. Me disculpo de antemano por la
forma engorrosa y digamos poco trivial que mis líneas se han tornado pero debes
comprender mi naturaleza critica que pretende desnudar el significado mismo de
la palabra por la cual he hecho referencia en un par de ocasiones y que para
nuestra alegría el lenguaje castellano nos permite llegar a su esencia por su
riqueza, firmeza, claridad, lleno de un numero casi infinito de recursos
literarios que llenan así cada línea de nuestra comunicación. Sin desviarme del objetivo principal de mis palabras te puedo decir
que a pesar de los malos momentos tengo por otra parte un gran número de bellos
recuerdos que hasta me erizan la piel solo de pensar que hubiese pasado si el
antagonismo, la crítica y la envidia no se hubiesen interferido en mi camino de
una forma tan recurrente. Hablo como que si la naturaleza humana de mis
vivencias no tenían que haber tocado mi dicha apartándome del resto de los
humanos como si yo fuera una deidad, pero tal vez sea mi propio egoísmo o
impericia que me lleve a pensar en tal incongruencia. Estos sentimientos los podemos
discutir a su debido momento más sin embargo la suma total de emociones no me
permiten sino ser una persona la cual le simpatiza de una forma tal vez mas de
lo normal creer que la felicidad del resto de sus días se encuentre ligada a
unas coordenadas especificas de orden geográfico y no con el uso tan soez de
algún recurso literario como exprese ayer en mi último correo pero para mi
propia defensa me atrevo a decir que la afinad que tengo contigo me lo permiten
y no sería jamás ni nunca el mismo tipo de comunicación si no se permitiesen
esos momentos de que se me ocurre llamar indisciplina literaria. Ojalá que en nuestro
próximo encuentro podamos ir a la mar sino en su defecto alguna piscina como diversion y también extender
con un trago o dos los actuales testimonios. Solo para redondear las ideas y no seguir quitándote tú apreciado
tiempo (y te pido que por favor obvies cualquier error que haya cometido en mis
líneas pero como debes saber tengo bastantes lunas que no escribo en Español)
puedo concluir al igual que ayer: Euro Peo ni de vaina, yo prefiero Peo
Venezolano... Saludos, Rubén.
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